EL BULEVAR DE LA VIDA
PABLO MCKINNEYpablo.mckinney@gmail.com
A un mes de las elecciones municipales, el escenario político muestra a un Leonel Fernández con un discurso alejado de sus agudas conceptualizaciones y más cercano al titular, a la frase corta y contundente tan preferida por los votantes de hoy.
Ese cambio en forma y fondo tiene que ver con la nueva realidad impuesta en la comunicación política por una sociedad digital donde lo que importa es captar la atención convertida en el bien más escaso. Es el reinado de la emoción, del sentimiento sobre el argumento.
Una evidencia del mal momento por el que atraviesa el discurso de las ideas, y la escasa importancia que otorga el ciudadano a las propuestas políticas es que, a la fecha, sólo Opción Democrática ha presentado íntegro su programa de Gobierno. Unos programas que para la mayoría de los votantes, son poco menos que una oda a lo que nunca ocurrirá; las tres causales, por decir; los mandatos de la Estrategia Nacional de Desarrollo, por joder.
Es por fortalecer los ejes de su discurso centrado en la honestidad, la institucionalidad y la transparencia, que Luis Abinader selló su alianza con Guillermo Moreno. Mientras, -por evitar ruidos- se reúne en Palacio con los gremios profesionales y con líderes de los sectores productivos; y en los municipios del país, andan las ambulancias perremeístas recogiendo los heridos, adversarios políticos en oferta, en una práctica de transfuguismo aprendida del PLD, común en un país donde la clase política no tiene identidad, ideología, principios ni finales.
Sobre el PLD, digamos que, a pesar la fortaleza de su estructura nacional, el partido morado presenta una candidatura presidencial que se percibe huérfana y desolada; ausentes del debate los grandes nombres del peledeísmo histórico, con un candidato más desconfiado que una guinea tuerta, poco dado a escuchar y menos a la reconciliación con sus adversarios internos, obviando así un viejo axioma de la política nacional: en campaña electoral se barre para dentro.
En agradecimiento por su apoyo en 2020, y para pelear en un solo frente, (otro axioma) el PRM jugó a fortalecer a la FP pero se le fue la mano, y ahora tendrá que enfrentarse a su antiguo aliado fortalecido por su pacto con el PLD que siempre ha sido uno, en verde o en morado. Precisamente por eso, uno siempre advirtió que la alianza del PRM con Guillermo Moreno era tan inminente como inevitable.