“La Sagrada Familia es la Primera Comunidad de Vida y Amor, el primer ambiente donde el hombre aprende a amar y a sentirse amado, no solo por otras personas, sino también y ante todo por Dios”. (San Juan Pablo II, en el Encuentro de la Familia en Méjico en 1990)
¿Por qué nosotros los cristianos católicos llamamos así a la Sagrada Familia? Recordamos que “la salvación del mundo vino a través del corazón de la Sagrada Familia de Nazaret”, donde Jesús creció en sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres, como debe suceder en nuestras familias. “La familia cristiana está fundada en el Sacramento del Matrimonio entre un hombre y una mujer, varón y hembra, signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa la Iglesia”.
Creemos que “la familia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es soledad, sino una Familia”. (Puebla 582)
Es una Alianza de personas a las que se llega por vocación amorosa del Padre, que invita a los esposos a una íntima Comunidad de Vida y Amor (ídem).
Lo anterior manifiesta la importancia de la Espiritualidad Conyugal para la Iglesia Doméstica, que hunde sus raíces en el Misterio Trinitario.
En la trama de la existencia familiar se dan a la vez luces y sombras, dolor y gozo, fracasos y esperanzas, que son participación de la familia en el Misterio Pascual de Cristo: misterio de muerte y resurrección.
“La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde este se irradia”. (Evangelii Nuntianti No.71 de Pablo VI)
Esto es lo que realiza una sagrada familia, entre sus miembros y la comunidad que les rodea. ¡Amén! ¡Aleluya!