La historia de Adrian Beltré tiene sus raíces en el popular sector El Café de Herrera y alcanzó el pináculo más elevado en la inmortalidad de Cooperstown.
Entre jugar béisbol en la parte frontal del hogar en la calle 12 de El Café, juguetear y comer, se desarrolló Beltré.
De niño jugó en la Liga Deportiva Valdez, que dirigía el profesor Juan Valdez, quien le brindó los primeros pinitos ya en el béisbol a nivel organizado, de la cual llegó de la mano de su progenitora Andrea.
Con Valdez se educó hasta que contando con unos 12 años, pasó a la Liga Franklin Rodríguez, entrenador quien terminó de moldearlo.
Rodríguez conociendo del crecimiento que observaba en el pelotero, le expresó al extinto Pablo Peguero que fuera al play del Asilo en el kilómetro 12 a observar jugando al novel, empero el veterano scout nunca sacaba el tiempo para asistir.
ORIGEN DEL SALÓN DE LA FAMA
El Salón de la Fama fue inaugurado el 12 de junio de 1939, por la Fundación Clark, una organización privada ubicada en Cooperstown, con dinero de la empresa Singer, un fabricante de máquinas de coser.
La Fundación trataba de atraer turistas a Cooperstown, una pequeña ciudad que se vio afectada por la gran depresión, que diezmó la industria del turismo, y por la ley seca, que destruyó la industria del lúpulo en el pueblo.
La leyenda que cuenta que Abner Doubleday, un héroe de la guerra civil estadounidense, inventó el béisbol en Cooperstown ayudó a la popularidad del Salón en sus primeros años, aunque muchas personas dudan de la historia.
COLABORACIÓN
Grandes Ligas de Béisbol vieron la oportunidad y empezaron a colaborar con el Salón para promocionarlo y para conseguir objetos para su museo.
En 1994 el museo añadió una biblioteca y un edificio dedicado a la investigación. Entre los años 2003 y 2005 se realizaron nuevas mejoras.
En el año 2002, fue iniciado el “Baseball as América”, una exhibición que visitará diez museos norteamericanos durante seis años.