Desde su creación, el Programa de Medicamentos de Alto Costo (PMAC) ha proclamado como objetivo garantizar que ningún paciente elegible se quede sin tratamiento por falta de recursos. En la práctica, cumplir con esa meta ha implicado enfrentar un crecimiento vertiginoso de la demanda, evaluar los resultados clínicos alcanzados y asegurar que el modelo sea financieramente sostenible a largo plazo.
“Los costos son alto, como lo dice el nombre del programa, pero nosotros buscamos antes que nada humanizar este programa”, comentaba a este medio Víctor Elías Atallah, hoy ministro de Salud Pública. Y es que, más allá de aumento de presupuestos, mejoras y esfuerzos que realizan desde el Estado, la realidad dicta que ni República Dominicana, ni otros países han logrado acaparar una cobertura para todos.
A pesar de tener la certeza de no poder abarcar al total de afectados, ni de paliar la aparición cada vez más de enfermedades que requieren tratamientos de alto costo, las autoridades sanitarias han enfocado las metas del PMAC en ampliar la cobertura a la mayor cantidad de personas posible y garantizar la continuidad de cada terapia aprobada.
En 2024, por ejemplo, el programa logró incluir a 1,903 nuevos pacientes de la lista de espera, llegando incluso a poner en cero temporalmente diez listas de espera para determinados medicamentos. Sin embargo, según el ministro de Salud Pública, “el alivio duró poco” ya que la demanda de fármacos costosos sigue siendo “exponencial”
Pese a este desafío, el programa muestra un progreso considerable en términos de alcance. Entre 2020 y 2024 el número de beneficiarios activos aumentó en casi 90%, pasando de alrededor de 4,300 pacientes a más de 8,200 atendidos el último año. Así, un volumen cada vez mayor de dominicanos accede a medicamentos antes impagables, aunque a la vez crece la presión sobre el presupuesto disponible.
Las enfermedades priorizadas –cáncer, trastornos autoinmunes, insuficiencias orgánicas, condiciones genéticas raras, entre otras– siguen concentrando la mayoría de las ayudas, y el programa se esfuerza por mantener el ritmo de nuevas inclusiones sin descuidar a quienes ya dependen de sus terapias.