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domingo, julio 13, 2025
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La noche que el ritmo se detuvo

Santo Domingo- Un 7 de abril, apenas tres meses, muchos hogares dominicanos se alistaban para lo que prometía ser una noche de fiesta. Por primera vez para algunos, era la oportunidad de ver a su artista favorito: Rubby Pérez, "la voz más alta del merengue", quien entonaría sus grandes éxitos en lo que hasta ese día sería la discoteca más importante  del país, Jet Set.

Los primeros en llegar fueron los miembros del grupo Hainero, listos para celebrar el cumpleaños de una de sus compañeros. Al final de la noche, tenían planeado entregar un reconocimiento especial a Rubby, el más destacado de los suyos.

La fiesta comenzó más tarde de lo esperado. Pero eso no impidió que se cantara, se bailara y se riera con las ocurrencias del merenguero. Él, humilde como siempre, pidió disculpas y prometió que duraría hasta el amanecer.

Sin embargo, pasados apenas minutos, agua goteaba del techo, caían pedazos del plafón, y la lona azul que lo cubría cedía como un mal presagio.

A las 12:45 de la madrugada del 8 de abril, con la pista llena, algo se movía en la parte de atrás del local. Pérez, desde el escenario, intentaba ver. Entonces, todo ocurrió en segundos: el techo colapsó. Más de 500 personas fueron sepultadas bajo su peso. Silencio. Luego, los gritos.

Desde los escombros, una llamada desesperada, la gobernadora de Montecristi, también atrapada, logró comunicarse con el presidente Abinader. En minutos, ambulancias, bomberos y unidades de rescate se movilizaron. Lo que encontraron, según su testimonio fue más allá de lo que habían visto en años de servicio.

Pese a los esfuerzos heroicos de los rescatistas, 236 personas perdieron la vida. Algunos fallecieron en el lugar, otros en hospitales. Hubo familias que perdieron varios miembros miembros. Niños huérfanos, un país de luto.

Hoy, los hermanos Espaillat enfrentan la justicia por presunta negligencia. Pero aún no hay sentencia firme, ni verdades completas sobre lo que realmente sucedió.

Y así, esa noche que debía ser de fiesta y merengue, terminó siendo una de las más oscuras en la historia del entretenimiento dominicano. Una noche en que el ritmo se detuvo.

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